Pobreza
Recuadro
I.5.1
Un reto fundamental para la consecución del
desarrollo sustentable es encontrar las variables que mejor reflejen
la dinámica entre pobreza y medio ambiente. El combate a la pobreza
ha sido una de las preocupaciones centrales de México en los
últimos años y, específicamente para el medio ambiente,
se ha convertido en una urgencia apremiante. Una porción importante
de las cargas que inciden en el deterioro de los recursos naturales
provienen de fenómenos vinculados a la condición de marginación,
carencia y necesidad en que se encuentran grupos poblacionales importantes.
Aunque el fenómeno de la pobreza califica en
muchos aspectos la calidad del desarrollo económico y social
así como también determina el rumbo de las políticas
de protección del medio ambiente, en México pocos son
los datos estructurados alrededor de esta realidad que permitan conocer
su dimensión, impacto y conformación. En este sentido,
la atención a la superación de las condiciones de pobreza
y marginación ha experimentado, en el mejor de los casos, políticas
sesgadas e inconexas. Sin embargo en los últimos años
ha habido una labor sostenida, desde la perspectiva de diferentes instituciones
del gobierno, por generar la información que se relaciona con
el tema a partir de perspectivas amplias que reflejan ciertamente las
variables económicas, pero también toda una serie de aspectos
de índole social y ambiental. La actual política ambiental
convoca a las dependencias del gobierno y a la sociedad civil a actuar
juntos y a incorporar el tema ambiental dentro de sus programas y acciones.
Es, a través del enfoque de la integralidad y de la promoción
de la sustentabilidad que la nueva política ambiental procura
potencializar los esfuerzos y orquestar acciones que vayan al centro
y origen mismo del desgaste de nuestro patrimonio natural.
En los últimos años se han logrado avances
sustanciales en la calidad y la efectividad de los instrumentos para
conocer el fenómeno de la pobreza. En primer lugar ya no se reduce
solo a la perspectiva “nivel de vida” que ponía
el acento en el nivel de ingreso o con conceptos básicos de crecimiento
y desarrollo económico (PIB por habitante, saldo del comercio
de bienes, etc.), sino que en la actualidad, se abre la perspectiva
para atender elementos como oportunidades de consumo (a través
de la transferencia de ingreso) y aspectos como educación, salud
y alimentación. Una de las circunstancias favorables a raíz
de este avance lo representa la “focalización” a
través del conocimiento de las determinaciones regionales. A
diferencia de otros fenómenos económicos como la inflación
o el ingreso nacional, en cuya medición existen convenciones
metodológicas y estadísticas universalmente aceptadas,
en la cuantificación de la incidencia de la pobreza prevalece
un escaso consenso, no sólo respecto del método de medición
a adoptar, sino también en relación a diferentes opciones
metodológicas y operativas concretas que conduzcan a estimaciones
aceptadas por organismos internacionales, gobiernos y/o investigadores
sociales.
El enfoque de marginación desarrollado por Conapo
le da un carácter de fenómeno estructural a la pobreza,
este enfoque permite diferenciar unidades territoriales conforme a la
intensidad de las privaciones que padece su población, así
como también establece órdenes de integralidad en las
políticas públicas prioritarias orientadas a mejorar la
calidad de vida de la población y a fortalecer la justicia distributiva
en el ámbito regional. También en esta institución
se genera la información en torno al índice de desarrollo
humano que permite valorar y tomar en cuenta el aspecto del desarrollo
que no tiene que ver estrictamente con la posesión de bienes,
sino más bien con la posibilidad del ejercicio de las capacidades
humanas básicas (permanecer vivo y gozar de una vida larga y
saludable; adquirir conocimientos, comunicarse y participar en la vida
de la comunidad, contar con acceso a los recursos necesarios para disfrutar
de un nivel de vida digno).
En el manejo de este índice subyace la percepción
de que el desarrollo humano no consiste solamente en contar con todas
esas capacidades y ampliarlas permanentemente, sino también en
procurarlas de manera productiva, equitativa, sustentable y participativa.
En cuanto a la consideración del nivel de bienestar
presentado por el INEGI, responde a una perspectiva de estratificación
según criterios socioeconómicos en la que es posible identificar
las similitudes y diferencias a nivel estatal y municipal. A este respecto,
se cuenta además con la posibilidad de tener una dimensión
histórica pues existe la información respectiva obtenida
tanto de datos del censo de 1990 y de 2000. Por su parte, la Sedesol
adopta la medición propuesta por el Comité Técnico
para la Medición de la Pobreza que, usando un método de
carácter monetario, también denominado Líneas de
Pobreza (LP), especifica un umbral de pobreza mediante la valoración
monetaria de una canasta de bienes y servicios considerados básicos,
y su comparación con los recursos de que disponen los individuos
o los hogares para adquirirla; si tales recursos les resultan insuficientes,
se considera que la persona (o el hogar) se encuentra en condiciones
de pobreza. En este contexto, esta dependencia ha identificado 263 microrregiones
de atención prioritaria, esto es, zonas con alto grado de rezago
y marginación
Fuente: Consejo
Nacional de Población, Índices de Marginación
2000, Conapo, México 2001. Consejo Nacional de Población,
Índice de Desarrollo Humano, Conapo, México,
2001.
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática,
Niveles de Bienestar en México, INEGI, México,
2000.
Secretaría de Desarrollo Social, Medición de la
Pobreza en México: Variantes Metodologías y Estimación
Preliminar, México, 2002.