Sistema de ciudades, 1995 __________________________________________
Recuadro l.6.1
El patrón de asentamientos humanos ha estado
condicionado en los últimos años por la dinámica
urbana, que se manifiesta en el intercambio económico y de flujos
migratorios entre las ciudades y entre éstas y el ámbito
rural. En la actualidad seis de cada diez mexicanos habita en ciudades,
3 en zonas rurales y 1 en localidades en transición rural-urbana.
Mientras que la urbanización se extiende a lo largo del territorio,
los habitantes del medio rural se ven cada vez más influidos
por la dinámica urbana. Una de las manifestaciones más
evidentes de este proceso es la creciente movilidad de la población,
ya que la migración continúa siendo un importante componente
del crecimiento urbano.
La década de los años de 1980 marca un
cambio en la conformación del sistema urbano nacional; factores
como la crisis económica, el proceso de globalización
y los cambios estructurales de la economía modificaron las tendencias
de la distribución de la población en el territorio. El
enfoque de sistema de ciudades y los subsistemas regionales que lo conforman
permite formular estrategias de desarrollo urbano-regional orientadas
a mejorar las condiciones de vida de la población, así
como detectar aquellas ciudades que tienen o pueden tener mayor capacidad
para optimizar efectos multiplicadores de la inversión y transmitirlos
de manera más eficiente y equitativa entre sus habitantes.
En 1995, el sistema urbano nacional lo conformaban
347 ciudades de diverso tamaño. En 1990-1995 se insinúan
tendencias a la concentración en algunas ciudades medias y de
desconcentración en las grandes. Los cambios recientes en la
estructura y funcionamiento del sistema urbano nacional facilitaron
la conformación de subsistemas de ciudades de diversas jerarquías.
En estos cambios se han conjugado factores como la mayor participación
relativa de la población y de los flujos económicos y
sociales de algunos centros urbanos con las demás ciudades del
sistema, además de la reestructuración de su actividad
económica.
Un rasgo reciente del sistema urbano es la formación
de una región urbana funcional o megalópolis, que abarca
más de un centro metropolitano y que está constituida
por las áreas metropolitanas de México, Toluca, Cuernavaca,
Puebla, Pachuca y Querétaro.
La importancia de la Zona Metropolitana de la Ciudad
de México (ZMCM) en el sistema de ciudades se refleja en el hecho
de que 50.8% del total de las interrelaciones tuvieron como origen o
destino a dicha ciudad, mientras que su población representó
18.5 por ciento y su participación en las actividades de base
urbana fue de 37.2% de los totales nacionales en 1995. El área
de influencia de la ZMCM abarca prácticamente todo el país.
Incluso ciudades lejanas geográficamente como Tijuana, Tapachula
y Cancún mantienen una estrecha interacción con ella.
Las Zonas Metropolitanas de Monterrey, Guadalajara
y Puebla son los centros (con jerarquía 2) que le siguen en importancia
a la ZMCM: concentraron 9.3% de la población total y 16.2% del
producto nacional. Monterrey domina funcionalmente el noreste, en tanto
que el área de influencia de Guadalajara comprende la porción
centro-occidente del país. Por su parte, Puebla, localizada en
el centro del país y a sólo 130 kilómetros de la
ciudad de México, mantiene estrechos vínculos con ésta;
reduciéndose su área de influencia al territorio de su
propia entidad, Tlaxcala y a la porción central del estado de
Veracruz.
Durante 1990-1995 las Zonas Metropolitanas de Tijuana
y León sobrepasaron el millón de habitantes como producto
de su dinámica demográfica y económica, especialmente
Tijuana que ha mantenido su capacidad migratoria. En ambas ciudades,
el sector industrial creció a ritmos superiores al 13% anual
entre 1985-1993, el comercio 10% y los servicios 7.8%, por lo que han
mantenido niveles altos de ocupación, especialmente en manufactura
y comercio.
El grupo de ciudades de rango intermedio (entre cien
mil y un millón de habitantes) lo conforman 60 núcleos
urbanos, los cuales han mostrado un mayor dinamismo poblacional con
tasas de crecimiento promedio anual de 3% entre 1990 y 1995. Un número
significativo de ciudades de este grupo ascendieron en la jerarquía
urbana, como es el caso de las Zonas Metropolitanas de San Luis Potosí,
Mérida, Saltillo y Aguascalientes, Acapulco, Ciudad Juárez,
Matamoros, Reynosa, Mazatlán y Cancún, que debido a su
crecimiento económico han surgido como importantes centros de
atracción migratoria.
De las 110 ciudades más importantes del sistema,
44 con menos de 100 mil habitantes, registraron en 1990-1995 un ritmo
de crecimiento demográfico de 2.7% promedio anual. Dichas ciudades
presentan características diferentes, pero muestran en conjunto
un constante incremento del empleo en manufacturas y comercio, y mantienen
altos ritmos de crecimiento del producto industrial, aunque en establecimientos
con baja inversión.
Las tendencias señaladas sugieren que el país
continuará reforzando su perfil urbano, debido al crecimiento
natural de la población y a los aún considerables flujos
migratorios con destino a las ciudades. Al mismo tiempo, es previsible
que las grandes zonas metropolitanas pierdan atractividad económica
y de población, aunque mantendrán los mayores montos debido
al peso absoluto con el que ya cuentan. El actual patrón de distribución
territorial de la población y las modificaciones en la dirección
y magnitud migratoria favorecerán principalmente el crecimiento
de ciudades medias. Por ello, es de esperar un aumento significativo
en la demanda de bienes y servicios básicos (agua, alimentos,
energía, suelo, salud, educación y empleo), tanto en las
grandes aglomeraciones urbanas como en las ciudades medias.
Fuente:
Consejo Nacional de Población, Distribución Territorial
de la Población, Conapo, Ed. Mimeo, México 2000.