Introducción

 

Capítulo III

III.1 Atmósfera

El aire limpio representa un elemento esencial para la salud y bienestar humano y de los ecosistemas. Sin embargo, su contaminación ha mostrado no tener fronteras, de forma tal que los contaminantes producidos por el hombre en alguna región pueden tener impactos negativos a una escala global. Ejemplo de lo anterior es el proceso de deterioro de la capa de ozono que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta solar, o bien el denominado efecto de invernadero que ocasiona el aumento de la temperatura atmosférica.

La dinámica de la contaminación atmosférica es a tal grado compleja, que su evolución ha revelado dimensiones poco exploradas e incluso desconocidas anteriormente. Se ha observado que ciertos contaminantes han alcanzado niveles inaceptables desde cualquier punto de vista, pues los efectos que producen sobre la salud humana son tan preocupantes como los que provocan sobre los ecosistemas.

Las tendencias actuales de desarrollo urbano y socioeconómico indican que una fracción cada vez mayor de la población mundial se concentrará en grandes ciudades, dadas las ventajas y oportunidades de desarrollo económico, empleo, educación, cultura, comunicación, transporte, entre otros servicios que ofrecen a sus habitantes. Ello presionará aún más la calidad del aire y, por ende, repercutirá en la salud de los habitantes de las zonas urbanas.

A nivel nacional, el desequilibrio en la distribución de las actividades productivas de los sectores industrial y de servicios ha provocado la generación de episodios de contaminación atmosférica, tales como los que se observan en las zonas metropolitanas de las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey, en donde la expansión urbana ha tenido como consecuencia una alta demanda de servicios, tales como agua, transporte y energía.

En esta sección se presentan estadísticas sobre la calidad del aire en las principales ciudades del país, el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero que propician el cambio climático global, así como la información acerca de la reducción en México del uso de sustancias agotadoras de la capa de ozono estratosférico.

III.1.1 Calidad del aire

Las redes de monitoreo, instaladas en las principales ciudades del país, cuentan con sistemas modernos de medición, las cuales registran los contaminantes criterio: ozono, bióxido de azufre, bióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, partículas suspendidas totales, partículas menores a 10 micrómetros de diámetro y plomo. De esta forma, se tienen mediciones para la Ciudad de México (desde 1986), Guadalajara (a partir de noviembre de 1993), Monterrey (desde 1993), Toluca (desde 1994) y Cd. Juárez (a partir de 1996).

En las ciudades de Tijuana-Rosarito y Mexicali se genera información continua y validada a partir de 1997. Por otra parte, las redes de Aguascalientes Cananea, Celaya, Coatzacoalcos, Cumpas, Irapuato, Manzanillo, Nacozari, Nogales, Puebla, Querétaro, Salamanca, San Luis Potosí, Silao, Tecate y Torreón, se encuentran en diferentes grados de consolidación, orientándose a atender los problemas particulares de cada localidad.

Las redes de monitoreo son operadas y administradas por los gobiernos local y federal, con excepción de Manzanillo y Coatzacoalcos, que son propiedad de la Comisión Federal de Electricidad y de Petróleos Mexicanos, respectivamente, así como las redes de Cananea, Nacozari y San Luis Potosí, que fueron instaladas por compañías mineras que tienen plantas en estas ciudades, con objeto de medir principalmente el comportamiento del bióxido de azufre proveniente de sus procesos. Los datos registrados por las redes de monitoreo son reportados tanto al gobierno local, como a SEMARNAT, lo que permite hacer públicos los niveles medidos.

La información que se presenta de las bases de datos generadas en las zonas metropolitanas del Valle de México, Guadalajara, Monterrey, Toluca y Ciudad Juárez, Tijuana-Rosarito y Mexicali son de las más completas y cumplen con el criterio de contener cuando menos el 75% del total de datos que durante un año se podrían generar, si no existieran interrupciones en el funcionamiento de los equipos.

Asimismo, esta sección presenta los inventarios de emisiones de las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey, Toluca, Ciudad Juárez, Mexicali y Tijuana-Rosarito, llevados a cabo entre los años 1995 a 1998, los únicos disponibles hasta el momento.

El inventario de emisiones por fuentes permite identificar a los agentes emisores de contaminación y evaluar la contribución de cada uno de los sectores. En términos generales, existe una relación entre volumen de emisión de contaminantes y calidad del aire en una ciudad, pudiéndose presentar variaciones diarias bruscas en los niveles de contaminación, debido principalmente a factores meteorológicos más que a cambios significativos en la emisión de contaminantes de un día a otro.

III.1.2 Cambio climático

La comunidad científica internacional ha reconocido la inminencia de un calentamiento global causado por las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera producidas por la actividad humana. De hecho, los análisis de los registros climáticos de los últimos 100 años muestran un incremento en la temperatura global de aproximadamente 0.5°C.

Ante esta situación, en 1988 la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente constituyeron el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC) con el propósito de revisar el estado del conocimiento mundial sobre el Cambio Climático y sus consecuencias. Las revisiones realizadas por el PICC revelaron que los efectos de un cambio climático podrían ser muy serios y que resultaba imperativo tomar medidas para tratar de aminorar sus efectos.

Debido a que estas medidas afectarían el crecimiento económico de los distintos países que integran el planeta, y dado que dichos efectos y el grado de responsabilidad por el deterioro ambiental no son uniformes, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil, en 1992, se estableció y se firmó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

El objetivo de la Convención es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que prevenga una interferencia antropogénica peligrosa para el sistema climático. Este nivel debería alcanzarse a tiempo para que los ecosistemas puedan adaptarse naturalmente al cambio climático, de manera que la producción de alimentos no se vea amenazada y que sea posible el desarrollo económico sustentable.

Para lograr este cometido, los países desarrollados signatarios de la Convención Marco se comprometieron a reducir sus niveles de emisión de gases de invernadero en el año 2000 a los niveles que tenían en 1990, así como a brindar asesoría, apoyo técnico y financiero a los países en desarrollo. Por su parte, México y el resto de los países no desarrollados acordaron proteger el sistema climático para beneficio de la humanidad sobre una base de equidad y de acuerdo con sus responsabilidades y capacidades.

Desde 1992, México ha participado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y como parte de los compromisos en este foro, se presentó en 1997 la Primera Comunicación Nacional de México ante la Convención, la cual incluyó avances y resultados de estudios, talleres, cursos y conferencias, publicaciones sobre vulnerabilidad y el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero 1990 para México. La elaboración de la Segunda Comunicación Nacional de México se inició en el año 2000 e incluye la actualización del Inventario para 1994, 1996 y 1998. En esta sección se presentan los resultados tanto del primer inventario de 1990, como de los presentados en la Segunda Comunicación 1994, 1996 y 1998.

III.1.3 Ozono estratosférico

La capa de ozono se encuentra a unos veinte kilómetros de la superficie terrestre. Ésta tiene origen en un proceso reversible espontáneo, que consiste en la unión de un átomo de oxígeno y una molécula de oxígeno, para formar la molécula de ozono y liberar una determinada cantidad de energía.

El ozono estratosférico sirve como filtro de la radiación ultravioleta proveniente del Sol a tal punto que sólo llega a la superficie de la Tierra una cantidad compatible con la existencia y proliferación de la vida. El efecto de una mayor radiación sobre la superficie terrestre causaría la destrucción del fitoplancton, base de todas las cadenas alimentarias del océano; en el hombre, causaría un debilitamiento general del sistema inmunológico, importantes daños en la vista y un aumento de casos de cáncer de piel.

Los estudios científicos desarrollados en los últimos años han demostrado que la utilización de sustancias producidas por el hombre denominadas Sustancia Agotadora del Ozono, como lo son los clorofluorocarbonos (CFC), el bromuro de metilo (MBR), el tetracloruro de carbono (TET), los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y los halones, han iniciado un proceso de destrucción de la capa de ozono de la Antártida.

Estas sustancias se utilizan comúnmente en los siguientes campos: refrigeración y aire acondicionado, espuma rígida de poliuretano, solventes, insecticidas, aerosoles, extintores, entre otros.

Los primeros pasos tendientes a la reducción del uso de las sustancias agotadoras del ozono se dieron con la firma, en 1985, del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, del que emanó dos años después el Protocolo de Montreal (del cual México fue uno de los primeros signatarios), con el propósito de sustentar las bases para la reducción paulatina de los CFC, a partir de enero de 1989.

Este tratado internacional tiene como objetivo cuidar la capa estratosférica de ozono que protege a la Tierra de las dañinas radiaciones ultravioleta beta provenientes del sol.

En junio de 1990 se modificó el Protocolo, añadiéndose nuevas sustancias químicas a controlar y se estableció un fondo multilateral destinado a la prestación de asistencia técnica y a la transferencia de tecnología a los países en desarrollo.

Dentro de las obligaciones generales del Protocolo de Montreal, los países firmantes se comprometieron a eliminar para el año 2000 la producción y consumo de clorofluorocarbonos, bromofluorocarbonos, tetracloruro de carbono y tricloroetano. Esta eliminación sería gradual y por etapas, concediéndose un mayor plazo a los países en desarrollo. Asimismo, se establecieron disposiciones especiales para países que no suscribieron el Protocolo, restringiendo paulatinamente el comercio y la transferencia de tecnología.

Entre las actividades que México ha implementado para dar cumplimiento al Protocolo de Montreal se encuentra la adopción de un calendario de reducción acelerado, compromiso adquirido ante la comunidad internacional en 1992. El calendario acelerado contempla la reducción de aproximadamente el 90% del consumo de estas sustancias para el año 2000, dejando un margen mínimo para satisfacer usos esenciales y necesidades básicas internas.

La estrategia seguida por el Gobierno de México se basa fundamentalmente en acuerdos voluntarios con la industria involucrada, el desarrollo de programas de asesoría y capacitación, transferencia de tecnología, proyectos de inversión para la transformación de la planta productiva y el control de la producción e importación de estas sustancias, así como el desarrollo de normas dinámicas y novedosas. El avance en los programas ha sido posible gracias a la existencia de un marco legislativo apropiado.

En esta sección se presenta la información sobre la producción, exportación, importación y consumo que se tiene de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono en México. Cabe mencionar que estos datos forman parte de los reportes presentados por el gobierno mexicano ante la comunidad internacional con el objeto de mostrar los avances que se han logrado en la reducción de dichas sustancias.

  Guardar 10k Guardar 79k