Los organismos genéticamente modificados____________________________
Recuadro IV.8.1
La modificación genética producto de
la selección convencional involucra experimentar con la variabilidad
genética ya existente en las variedades o razas de una especie,
o entre unas cuantas especies emparentadas entre sí, o rara vez,
entre especies de géneros hermanos. Esta limitante se debe a
las restricciones en el cruzamiento compatible que se da entre especies
distintas. Cuando la variabilidad genética dentro del germoplasma
del cultivar no es la requerida, los productores han recurrido a métodos
como la irradiación (de neutrones, rayos X o gamma) o al uso
de compuestos químicos mutagénicos para crear nuevas variantes
y seleccionar rasgos de interés. En las últimas tres décadas,
investigadores en biotecnología han descubierto y desarrollado
técnicas para intercambiar fragmentos de ADN entre plantas, animales,
bacterias y otros organismos. La llamada tecnología del ADN recombinante
permite combinar fragmentos de la molécula de ADN de dos o más
fuentes diferentes o de regiones diferentes del genoma. Esto abre la
posibilidad de insertar genes que codifican características útiles
de un organismo a otro rompiendo las barreras de la reproducción.
En principio, si un organismo tiene algún carácter
deseable y se determina cuál es la región del ADN que
lleva a cabo la codificación de dicho carácter, ésta
puede ser transferida a otro organismo que no la tiene. Una planta o
un animal que ha sido modificado recibiendo ADN de una fuente externa
a su propio genoma, es llamado organismo transgénico u organismo
genéticamente modificado (OGM). La transgénesis se puede
llevar a cabo a nivel de células embrionarias y de células
somáticas; se utiliza en la producción de fármacos,
en terapia génica y en el desarrollo de plantas, microorganismos
y animales transgénicos, para diversos usos en la agricultura
y la industria. El número de productos modificados genéticamente
está creciendo rápidamente. Las primeras investigaciones
y aplicaciones de la biotecnología moderna, que surgen con la
capacidad de manipulación genética de los seres vivos,
se encaminan durante los años 80 fundamentalmente hacia el sector
salud. La insulina humana es uno de los primeros productos transgénicos
que se usan para el tratamiento de los enfermos de diabetes. En este
caso los organismos receptores que se producen son bacterias transgénicas
a las que se les inserta el gen humano que codifica para la insulina.
Otros ejemplos en este campo corresponden a la producción de
la hormona del crecimiento humano y a la heritropoyetina, una hormona
que aumenta la producción de hematocitos.
La historia del desarrollo de la ingeniería
genética en las plantas inicia en 1983 con las primeras modificaciones
de células vegetales. En 1984 se producen las primeras plantas
transgénicas y en 1986 se llevan a cabo las primeras pruebas
de campo y se desarrollan plantas resistentes a algunos virus. En 1988
se desarrollan plantas resistentes a plagas (insectos) y a herbicidas,
en 1989 se trabaja en la maduración de los frutos y en 1990 hay
más de 100 pruebas experimentales en el campo. En 1995 se obtienen
los primeros productos comerciales. De manera simplificada, la producción
de una planta transgénica involucra cuatro pasos básicos:
primero, se aísla el gen que codifica la información genética
para producir una proteína particular; en el caso de las plantas
resistentes a insectos se trata de un gen que produce una proteína
que es tóxica para algunos insectos. En segundo lugar se pega
el fragmento de ADN del gen seleccionado con un gen marcador. Los marcadores
que comúnmente se utilizan les confieren resistencia a las células
a algún antibiótico o herbicida. Estas moléculas
se insertan a las células del organismo receptor. Un tercer paso
lo constituye la identificación de las células que han
recibido los genes mediante su exposición a un antibiótico
y su selección. Por último, se induce el desarrollo de
las células modificadas para que crezcan en una planta completa.
Estas plantas y sus semillas producirán el gen de la resistencia.
La ingeniería genética ha desarrollado
mecanismos para modificar no sólo el genoma de microorganismos
y plantas sino también el de los animales. Esto se hace mediante
manipulación genética in vitro. Los primeros experimentos
exitosos de transgénesis en animales fueron en ratones a los
que se les había insertado el gen que produce la hormona del
crecimiento de ratas en 1982. Existen en la actualidad diferentes mecanismos
para crear animales transgénicos. Esta tecnología ha permitido
el estudio de las funciones de los genes y la producción de proteínas
con fines farmacéuticos. Entre algunos de los vertebrados que
han sido genéticamente modificados se encuentran cerdos, vacas,
borregos, pollos y varios peces como la trucha, el salmón y la
tilapia. Aunque se tienen importantes usos potenciales para los animales
transgénicos, aún existen muchas limitaciones para su
uso.
Fuente: Ortiz, S. y E. Ezcurra,
"Gaceta Ecológica", Núm. 60, Instituto Nacional
de Ecología, México, 2001.