El Niño propicia los incendios forestales

 



Cada tres a siete años las corrientes oceánicas del Pacífico sufren alteraciones que modifican el clima mundial. Cuando en las costas de América el océano se calienta se dice que se presenta un año de El Niño.


Entre sus consecuencias más dramáticas se encuentra la sequía en el –típicamente– húmedo sudeste de Asia, y las lluvias torrenciales en la –también típicamente– hiperárida costa peruana. Este patrón invertido de lluvias tiene efectos importantes sobre los ecosistemas terrestres. Son los años en los cuales las plantas de los desiertos pueden establecerse, mientras que en los ecosistemas húmedos la reproducción se reduce.


En estos últimos sitios es común que se presenten incendios debido a la sequía. La magnitud del cambio climático es tan grande que los incendios del sudeste asiático durante El Niño de 1997-1998 incrementaron sustancialmente la cantidad de bióxido de carbono en la atmósfera del planeta.

En México se ha sugerido que El Niño es uno de los factores causantes de los incendios forestales. Efectuando un análisis sencillo, parece que la intensidad de este fenómeno (medida como la máxima anomalía mensual en la temperatura de la región 3.4 en el centro del océano Pacífico) apenas explica un 4% de la superficie incendiada en México.Sin embargo, si se toma en cuenta la intensidad del fenómeno durante dos años consecutivos (medida como el producto de las anomalías) el panorama cambia: El Niño es capaz de explicar hasta en un 42% del porqué en ciertos años los incendios forestales tienen consecuencias mínimas en comparación con otros años en los consumen cientos de miles de hectáreas (Tabla a).

En los últimos 30 años, los episodios de incendios de enorme magnitud ocurrieron en 1988 y 1998, cuando el océano permaneció caliente durante los primeros meses del año tras un fuerte evento de El Niño en el año previo (Figura a). Esta coincidencia exacerba la intensidad y duración de la sequía y puede provocar incendios de proporciones catastróficas.

Algunos investigadores sostienen que el calentamiento global probablemente esté detrás de la frecuencia con la que se ha presentado El Niño en los últimos 20 años. De ser así, es previsible que México sufra sequías intensas en el futuro, con los consecuentes incendios forestales. En realidad, éste es un tema sobre el cual aún no hay consenso en el medio científico, por lo que no se pueden hacer predicciones. Aun así, el factor tiempo por sí mismo aporta un 8% adicional de la variación en la superficie incendiada entre años. Esto quiere decir que la tendencia a que los incendios sean cada vez más extensos no se debe sólo a la frecuencia con la que El Niño ha aparecido recientemente. Otros factores también están haciendo que nuestro país sea cada vez más susceptible ante el fuego (véase la sección “Alteración de bosques y selvas”).

 

Fuentes:

Hasta 1998: Semarnap. Subsecretaría de Recursos Forestales, 1999.
Para 1999-2001: Semarnat. Subsecretaría de Gestión para la Protección Ambiental, 2002.
E. Rojas. Estudio del fenómeno de El Niño. 2000. Disponible en http://www.lamolina.edu.pe/elnino/