La pesquería del atún

 

Importancia
La explotación del atún es la segunda pesquería en volumen, después de la sardina, y la segunda en valor, después del camarón. El atún aleta amarilla constituyó en los últimos años entre el 75 y el 90% de la captura anual de la flota mexicana, el barrilete representó entre el 7 y el 20%, mientras que las otras especies (aleta azul, patudo, albacora y bonito) conformaron menos del 5% de la captura. En el Golfo y el Caribe sólo se aprovecha el atún aleta amarilla.

La industria del atún en México ha sido afectada por la imposición de embargos por parte de Estados Unidos —que es uno de los principales consumidores de atún enlatado en el mundo—, que consideró que México tenía una tasa de captura incidental de delfines mayor a la estadounidense. Durante siete años la pesquería del atún mexicano debió desarrollarse bajo estas condiciones.

Biología
Los peces de la familia del atún prefieren habitar en altamar, donde forman grandes cardúmenes. La mayoría de las especies son nadadoras incansables de grandes distancias, considerándose como altamente migratorias. En aguas mexicanas el atún aleta amarilla se distribuye en ambos litorales, principalmente en la parte sur y media del Golfo de California e Islas Revillagigedo. La abundancia de este recurso es afectada por perturbaciones climáticas notables, como es el caso del fenómeno de El Niño.

El atún puede alcanzar una longitud máxima de cerca de dos metros, aunque típicamente los ejemplares capturados varían entre los 35 y 180 cm. Debido al largo ciclo de vida de la especie (entre 10 y 15 años), una población donde los adultos han sido sobreexplotados tardará mucho tiempo en renovar su banco de organismos reproductivos.

Características e impactos de la pesquería
En el Pacífico se utiliza como arte de pesca la red de cerco, que mide de 1 190 a 1 550 m de longitud y cuenta con 12 a 18 paños de profundidad (entre 132 y 198 m), variando de acuerdo al tamaño y capacidad de la embarcación.

Los grandes cardúmenes del atún aleta amarilla se asocian con otras especies en altamar, por lo que otros organismos pueden ser capturados incidentalmente. Éstos varían según el tipo de cardumen de atún, que puede clasificarse como asociado con delfines, asociado a objetos flotantes o "palo" o como cardumen libre o "brisa". De estos tres tipos, México realiza el mayor número de lances de pesca sobre cardúmenes asociados con delfines, ya que en ellos se encuentran los atunes más grandes y de mayor valor en el mercado de exportación. Los peces de estos cardúmenes ya se han reproducido al menos una vez en su ciclo de vida y tienen una fracción pequeña de especies asociadas. Éstos son factores importantes en la sustentabilidad del recurso y en la reducción de los descartes, pero comprenden un riesgo de captura para los delfines. La pesca de atunes en "palos" acarrea la muerte de un elevado número de atunes juveniles que son descartados junto con una gran cantidad de tiburones, picudos, dorados, petos, jureles e incluso tortugas marinas, lo que ocasiona impactos negativos grave al ecosistema. En el caso de la pesca de atún sobre cardúmenes libres, el problema de los descartes y captura incidental existe, y aunque es de magnitud inferior se traduce en el desperdicio económico y el impacto ecológico (Figura a). Por todo esto, el incremento reciente en la pesca asociada a objetos flotantes y a cardúmenes libres como respuesta a la preocupación internacional para evitar la pesca incidental de delfines, conlleva al peligro de una reducción en el rendimiento del atún por la mortalidad de individuos juveniles, además de afectar al ecosistema en su conjunto a través de la captura incidental de otras especies.

El arte de pesca utilizado en el Golfo de México se conoce como "palangre pelágico a la deriva" (tipo americano). Éste se coloca frecuentemente en mar abierto, pero también en áreas cercanas a la costa. Es un arte de pesca selectivo, con capturas integradas en más de 50% (con respecto al peso o al número) por el atún aleta amarilla. La captura incidental está constituida por una variedad de peces, entre los cuales destacan los picudos, el peto, el dorado y algunos tiburones. Por otra parte, el atún aleta azul, el patudo y el barrilete son especies infrecuentes. Una fracción importante de los peces capturados de manera fortuita se libera aún vivo; el pez vela, los marlines, diversas especies de tiburones y peces con escaso valor comercial figuran entre las especies con los mayores porcentajes de liberación. Una pequeña proporción del atún aleta amarilla se libera vivo cuando mide menos de un metro (aproximadamente 20 kg), pero generalmente se descarta muerto, junto a algunas especies no aprovechables y ejemplares dañados por mordidas de tiburones.


Tendencias históricas

El atún aleta amarilla del Golfo de México ha sido aprovechado por las pesquerías de Japón, Estados Unidos y México, logrando niveles históricos de capturas sensiblemente distintos (Figura b). En tiempos recientes la captura de la especie en la región se ha reducido, a pesar de que la pesca de la flota mexicana muestra una tendencia sostenida al aumento en sus rendimientos, alcanzando un máximo histórico de 1 936 toneladas capturadas en 1999.
El desarrollo de las capturas por la flota del Pacífico ha sido sostenida desde 1989, obteniéndose en 1997 el máximo para todos los atunes y similares con 168 373 toneladas. Existen además capturas por la pesca artesanal que opera con líneas de mano, así como la pesca de la flota deportiva.

Estatus
De acuerdo con la Carta Nacional Pesquera de 2000, para el caso de las pesquerías del Pacífico, el atún aleta amarilla está aprovechado al máximo sostenible. El patudo se encuentra aprovechado por arriba del rendimiento máximo sostenible y el barrilete tiene posibilidades de desarrollo. En el Golfo de México, la pesquería del atún aleta amarilla tiene potencial de desarrollo. Sin embargo, la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) reconoce que existe evidencia de que el atún aleta amarilla y el patudo se han explotado por arriba de su rendimiento máximo sostenible entre 2000 y 2001.

Manejo
El aprovechamiento de túnidos constituye una pesquería en pleno desarrollo, lo que ha propiciado el crecimiento de la flota. Esto hace necesario mantener un régimen de pesca que garantice el desarrollo ordenado y sostenible y que contribuya a la conservación de las especies que se capturan de manera incidental.

En este sentido, se elaboraron dos Normas Oficiales para regular el aprovechamiento de los túnidos: La NOM-023-PESC-1996 para el Aprovechamiento de las especies de túnidos con embarcaciones palangreras en aguas de jurisdicción federal del Golfo de México y Mar Caribe, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 4 de agosto de 1997; ésta estipula las características y número máximo de las embarcaciones que pueden operar en la zona, las tallas mínimas para el aprovechamiento del atún de especies distintas al aleta amarilla, así como regulaciones que limitan la cantidad máxima de peces de otras especies capturadas incidentalmente, y fomentan su liberación en condiciones de supervivencia. La NOM-001-PESC-1993 publicada 31 Diciembre de 1993, estipula el aprovechamiento de los túnidos con embarcaciones de cerco en las aguas de jurisdicción federal de los Estados Unidos Mexicanos del Océano Pacífico y con las embarcaciones de cerco de bandera mexicana en aguas internacionales de otros países que se encuentren en el Océano Pacífico Oriental.

Esta Norma no contempla cotas a los volúmenes de captura de ni otras regulaciones orientadas a limitar la captura o tamaño del atún dentro de los límites permisibles para garantizar su sustentabilidad. Ésta es una atribución de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), que regula el tamaño y capacidad de la flota pesquera. En vista de la creciente evidencia de sobreexplotación del atún en el Pacífico, esta organización decretó una veda en la pesca del Atún con cerco durante todo el mes de diciembre de 2002.

Protección del delfín
En el caso particular de los delfines asociados al atún, los esfuerzos realizados para su protección se iniciaron a mediados de los 1970, y actualmente están en marcha dos programas (uno nacional y otro internacional) de reducción sucesiva de la mortalidad incidental. Ambos se basan en el monitoreo de la mortalidad incidental por medio de observadores científicos. Este monitoreo cubre el 100% de los viajes de pesca desde 1991.

La Norma Oficial Mexicana de Emergencia NOM-EM-002-PESC-1999 actualiza la legislación anterior en materia de protección de delfines en el marco del Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de Delfines (APICD) y de la CIAT. Incorpora el "límite de mortalidad incidental de delfines" (LMD) por barco como instrumento básico de control (Recuadro II.3.3.4). Se incluye un Sistema de Seguimiento y Verificación del atún, el cual opera desde el momento de su captura hasta su comercialización, indicando que el producto deberá ser etiquetado al almacenarse en bodega, señalando aquel "atún capturado en lances en los que sí resulten delfines muertos o gravemente heridos".

Los resultados han sido favorables, ya que entre 1986 y 1998, el desempeño de la flota atunera mostró una disminución importante de la mortalidad incidental: de 15 a 0.2 delfines por lance (Figura c 1, Cuadro II.3.3.2 ). Es importante señalar que estos valores se obtuvieron manteniendo prácticamente igual número de lances sobre delfines, lo que indica un mejor desempeño de los pescadores. De igual manera, en el 89% de los lances no resultó muerto ningún delfín (Figura c2, Cuadro II.3.3.3 ). La evaluación de poblaciones de delfines en la zona atunera del Océano Pacífico oriental demuestra que las poblaciones de delfines se encuentran estables, sin presentar ningún indicio de declinación a causa de la mortalidad incidental ejercida por la flota atunera internacional.

Fuentes:
Sagarpa, Instituto Nacional de Pesca. Carta Nacional Pesquera 2000. México. 2001.
Sagarpa. Instituto Nacional de Pesca. Sustentabilidad y Pesca Responsable en México. Evaluación y Manejo. Mexico. 2001.