Disponibilidad del agua
Debido a la importancia del agua como un
recurso que puede ser limitante para el desarrollo económico
y social de los países, en los últimos años
se ha intensificado el estudio de la cuantificación
de la disponibilidad del líquido.
Existen diversas formas de estimar la disponibilidad de agua
que tiene un país o región, pero la precisión
y el realismo del valor calculado dependen mucho de la información
con que se cuente. Una aproximación muy gruesa es la
precipitación total. En este sentido, los 772 mm de
precipitación anual que recibe el país lo clasifican
en la categoría de países con abundante disponibilidad
de agua. Sin embargo, como ya se mencionó antes, México
tiene una alta tasa de evapotranspiración que disminuye
en forma significativa el volumen de agua disponible. La estimación
de la evapotranspiración promedio en México,
que es de aproximadamente 1 100 km3 (73% de la precipitación
total), resulta menor que la de África (80%) pero mayor
que las de Europa (64%), Asia (56%) o Australia (64%) (PNUMA,
2002). De acuerdo con este balance, el volumen de agua disponible
en México es de casi 472 km3. Es importante resaltar
que esta cantidad no sólo comprende el líquido
disponible para uso humano, sino también el necesario
para el mantenimiento de los ecosistemas acuáticos
(ríos y lagos).
La disponibilidad del agua comúnmente se evalúa
a través del volumen de agua por habitante. Si consideramos
la cifra del censo de población del año 2000
(97.48 millones de habitantes), la disponibilidad natural
de agua para ese año fue de 4 841 m3 anuales por habitante,
volumen que corresponde a una categoría de disponibilidad
baja, muy cerca de los 5 000 m3/hab/año del límite
de disponibilidad media (Tabla
4.6). Para poner en contexto esta cifra, en 1910 la disponibilidad
promedio era de 31 000 m3 por habitante, para 1950 ya sólo
era de un poco más de 18 000 m3 y en 1970 había
caído por debajo de los 10 000 m3. Cabe señalar
que esta reducción está explicada fundamentalmente
por el crecimiento de la población y no por la disminución
de la cantidad de lluvia que recibió el país
en esos años. Se estima que para 2010, de acuerdo con
las proyecciones que realiza la Conapo sobre la población
del país, la disponibilidad de agua por habitante se
reducirá a 4 180m3 y para 2020 se limitará a
cerca de 3 750 m3/hab/año. En un contexto mundial,
la disponibilidad de agua por habitante en México en
la actualidad es considerablemente menor que la que tienen
países como Canadá (91 567 m3/hab/año),
Estados Unidos (8 906 m3/hab/año), Brasil (32 256 m3/hab/año)
y en general toda América del Sur, y es ligeramente
superior al promedio de los países europeos (PNUMA,
2002).
Una disponibilidad por debajo de los 1 700 m3/hab/año
se considera como situación de estrés hídrico
(Indicador de Falkenmark, WRI, 2000), donde puede faltar el
abastecimiento de agua para las diversas actividades con frecuencia
(sobre todo en países con propensión a sufrir
sequías, como es el caso de México). Cuando
el valor de disponibilidad está por debajo de 1 000
m3/hab/año las consecuencias pueden ser más
severas y comprometen seriamente la producción de alimentos,
el desarrollo económico del país y la protección
de sus ecosistemas. En estas circunstancias con frecuencia
se carece transitoriamente de agua en determinados lugares
y es preciso tomar decisiones que involucran prioridades de
uso entre las actividades agrícolas, industriales o
el abasto a la población urbana y rural (FNUAP, 2000).
Debido a que una aproximación a una escala de país
puede enmascarar situaciones de estrés hídrico
importante, recientemente se propuso que la disponibilidad
de agua se estudie a nivel de cuenca o en una escala en la
que se considere más estrechamente la fuente de agua
con la población que la utiliza (WRI, 2000). En este
contexto, si se examina por regiones, México presenta
todo el espectro de categorías de disponibilidad de
agua. El Valle de México, con poco menos de 200 m3/hab/año,
se encuentra en la categoría de extremadamente baja,
mientras que la región de la Frontera Sur, con cerca
de 27 000 m3/hab/año, tiene una disponibilidad calificada
como muy alta (Tabla_4.7,
Mapa_4.4). Si se consideran
las regiones que tienen 1 700 m3/hab/año o menos, en
México existe una población de 31.6 millones
de habitantes en situación de estrés hídrico
y otros casi 23 millones muy cerca de este nivel.
De acuerdo con un estudio realizado para detectar áreas
donde la disponibilidad de agua puede caer por debajo de los
1 700 m3/hab/año para el año 2025, en diferentes
cuencas de los principales ríos del mundo (y de los
cuales se tenía información confiable de aspectos
hidrológicos y poblacionales), en México las
cuencas de los ríos Balsas, Grande de Santiago y Colorado
se encontrarían en esta situación (WRI, 2000).
Es importante destacar que en el caso del Río Colorado
la mayor población que habita en su cuenca no se encuentra
en territorio mexicano pero actualmente más del 50%
del agua superficial que se utiliza en la región de
la Península de Baja California proviene de lo que
se importa de esa fuente, por lo que el suministro de líquido
en esta región puede ser motivo de conflictos en el
futuro en la relación bilateral México-Estados
Unidos.
Otra forma de evaluar la disponibilidad de agua es mediante
la determinación de lo que se conoce como el grado
de presión del recurso (GPR), que representa la
proporción del agua disponible que se extrae en una
zona ya sea para fines agrícolas, públicos,
industriales u otros. De acuerdo con este valor, la Comisión
para el Desarrollo Sustentable de la ONU define cuatro categorías
que incluyen desde una presión fuerte (la extracción
supera el 40% de la disponibilidad natural) hasta una presión
escasa (el agua extraída no rebasa el 10% del líquido
disponible). México, con un valor de GPR del 15% estimado
para el año 2000 se encuentra en la categoría
de presión moderada, valor ligeramente superior al
12% estimado para el promedio de los países de la OCDE
(OECD, 2002). No obstante, el valor relativamente bajo de
la presión sobre el recurso hídrico que presenta
México está influido de manera muy significativa
por la alta disponibilidad de agua en el sur del país,
ya que regiones como la Frontera Sur, Golfo Centro, Península
de Yucatán y Pacífico Sur no extraen más
del 5% de su agua disponible; en contraste, las regiones de
Baja California, Noroeste, Río Bravo, Cuencas Centrales
y el Valle de México se encuentran en una situación
completamente diferente, ya que su grado de presión
tiene valores superiores al 40%, lo que las coloca en la condición
de alto estrés hídrico (Tabla
4.8, Mapa 4.5).
Otra medida de la disponibilidad de agua, más cercana
a las necesidades de la población, es la que se conoce
como intensidad de uso (OCDE, 1998) o extracción per
cápita. De acuerdo con este indicador, la disponibilidad
en México para el año 2000 fue de 740 m3/hab
al año, valor semejante al calculado para Japón
(720 m3/hab) y Francia (700 m3/hab) e inferior al de Canadá
(1 600 m3/hab) y al promedio de países miembros de
la OCDE, estimado en alrededor de 900 m3/hab (OCDE, 1998). |