La población y el estado del ambiente están
estrechamente relacionados. El hombre siempre ha hecho uso
de los recursos naturales y modificado al ambiente para
tener mejores condiciones para su desarrollo. Sin embargo,
a partir de 1900, en buena medida debido al crecimiento
poblacional explosivo, la industrialización y las
pautas de consumo, se ha intensificado la extracción
y el uso de los recursos sin que se haya avanzado en la
misma magnitud en el manejo de los desechos producidos.
Los residuos de las diferentes actividades humanas se han
venido descargando al ambiente con la idea de que los ecosistemas
tendrían la capacidad de absorberlos o "limpiarlos"
sin que se generaran problemas. El resultado es que hoy
en día las huellas de la actividad humana son evidentes
en prácticamente cualquier lugar del planeta, por
más alejado que se encuentre. La degradación
del suelo y los problemas con la calidad del agua y el aire
están extendidos ampliamente en el mundo.
El crecimiento rápido y la concentración de
la población en áreas urbanas frecuentemente
están asociados a una mayor presencia de actividades
industriales, incremento del parque vehicular y elevado
consumo de combustibles, que contribuyen a agudizar el problema
de la contaminación atmosférica. La calidad
del aire en México es una preocupación permanente,
ya que los signos más evidentes de la disminución
en su calidad, como la menor visibilidad y el incremento
en las molestias y enfermedades asociadas a la contaminación,
son ya cotidianos en las principales ciudades del país.
Las emisiones de contaminantes a la atmósfera no
sólo tienen efectos a nivel local en la salud de
las personas o en el estado de sus pertenencias (como el
deterioro de los monumentos arquitectónicos), sino
también a nivel regional, como es la afectación
de los bosques y ecosistemas acuáticos debido a las
lluvias ácidas (como ocurrió en el norte de
Europa y está sucediendo actualmente en China) o,
incluso, a nivel mundial, como el cambio climático
y la reducción del espesor de de la capa de ozono
estratosférico que ya afecta severamente la Antártida
y otras regiones del mundo (PNUMA, 2002).
Ante este escenario resulta fundamental contar con un diagnóstico
de la situación del aire en México que incluya
tanto un análisis a nivel local, esto es, de las
principales ciudades del país, como una evaluación
del papel de nuestro país ante dos de los grandes
problemas mundiales: el cambio climático global y
el agujero de la capa de ozono. En este contexto, el análisis
de la situación del aire en México aquí
presentado incluye información sobre el inventario
de emisiones de contaminantes a la atmósfera, la
normatividad vigente relacionada con los principales contaminantes
y una descripción comparativa de la calidad del aire
en las principales ciudades y zonas urbanas del país
en los últimos diez años. Además, se
añade información reciente del problema del
cambio climático global y la disminución del
espesor de la capa de ozono estratosférico, incluyendo
tanto las acciones que ha tomado México al respecto
como las posibles consecuencias en el territorio nacional. |
Inventario de emisiones
La calidad del aire en una zona determinada, aunque es
afectada por factores climáticos y geográficos,
tiene una relación directa con el volumen de los
contaminantes emitidos a la atmósfera. De ahí
que un componente necesario en el diseño y la aplicación
de cualquier programa para controlar la contaminación
del aire es la información sobre las principales
fuentes de contaminantes atmosféricos, así
como el peso específico de cada uno de los sectores
en el aporte de contaminantes a la atmósfera.
Los antecedentes del inventario de emisiones se remontan
al año de 1988, cuando se implementó el
Sistema Nacional del Inventario de Emisiones de Fuentes
Fijas, así como el estudio encaminado a cuantificar
las emisiones en la Zona Metropolitana del Valle de México
(ZMVM), este último patrocinado por la Agencia
de Cooperación Internacional de Japón. A
partir de esa fecha se ha ido ampliando la información
sobre emisiones de tal forma que, actualmente, se tiene
información relacionada con las emisiones de fuentes
fijas para las principales zonas urbanas del país
y algunos corredores industriales.
La metodología básica para elaborar el inventario
de emisiones fue desarrollada por el Instituto Nacional
de Ecología e incluye manuales técnicos
que han permitido uniformar los criterios y métodos
de estimación de las emisiones, con el fin de que
los inventarios sean comparables en el tiempo y entre
lugares diferentes.
El inventario está formado por las estimaciones
de todas las emisiones de contaminantes que se generan
en un área determinada; éstas pueden provenir
de fuentes fijas, como las industrias; móviles,
como los vehículos automotores, y de fuentes naturales
como el suelo y la vegetación. Para fines prácticos
se pueden clasificar por tipo de fuente (industria, generación
de electricidad, servicios, transporte y fuentes naturales)
(Recuadro_III.1.1.2)
o por sector (fuentes puntuales, de área, móviles,
y de vegetación y suelo), como se hizo para la
ZMVM en el inventario más reciente (1998). A mediados
de los años noventa se elaboraron los inventarios
disgregados de las principales zonas metropolitanas del
país: Valle de México, Guadalajara (ZMG),
Monterrey (ZMM) y Toluca (ZMT), y algunas ciudades como
Mexicali, Ciudad Juárez y Tijuana.
Para el caso de la ZMVM se realizó en 1998 un nuevo
inventario en el que se aprovecharon las experiencias
nacionales e internacionales y se reforzaron los procedimientos
de aseguramiento y control de calidad para tener una estimación
más precisa de las emisiones. En este último
inventario se incorporaron, además de las emisiones
de los contaminantes criterio –partículas
menores a 10 µm (PM10), monóxido de carbono
(CO), óxidos de nitrógeno (NOx) y bióxido
de azufre (SO2)– las emisiones de dos de los gases
de efecto invernadero: bióxido de carbono (CO2)
y metano (CH4). La metodología empleada en el inventario
de 1998 se utilizó para recalcular las emisiones
de los inventarios de 1994 y 1996 de tal forma que se
pudieran comparar. Por esta razón, es posible encontrar
estimaciones diferentes de las emisiones a la atmósfera
generadas en el Valle de México para la misma fecha.
De acuerdo con los inventarios de emisiones realizados
a mediados de los años noventa y que todavía
reflejan bien la situación de las emisiones en
la actualidad, la zona que tiene una mayor emisión
es la ZMVM, donde se estimó para 1996 una cantidad
de poco más de 3.1 millones de toneladas/año
(2.5 millones de toneladas/año siguiendo la metodología
del inventario de 1998). Las otras zonas metropolitanas
que tuvieron emisiones importantes fueron la ZMM con 1.9
millones de toneladas/año y la ZMG con 1.4 millones
de toneladas/año.
De manera global, considerando a las seis zonas urbanas
examinadas (Cuadro_III.1.1.1),
el transporte es la principal fuente de contaminantes
con el 70% del volumen total de las emisiones a la atmósfera.
Las fuentes naturales contribuyeron con cerca del 17%
del total de emisiones, siendo éstas básicamente
de partículas suspendidas. El sector servicios
emitió un poco menos del 5% y la industria un porcentaje
inferior al 3% (Cuadro_III.1.1.1).
El sector transporte fue responsable de la mayor parte
de las emisiones de CO a la atmósfera (95%), de
NOx (70.5%) y los hidrocarburos (HC) (43%), siendo los
vehículos particulares la principal fuente; los
camiones, tractocamiones y autobuses que utilizan diesel
como combustible contribuyen en mayor medida en la emisión
de partículas.
Las fuentes naturales y principalmente el suelo desprovisto
de vegetación, fueron responsables de cerca del
80% de la emisión de partículas suspendidas.
Por su parte, la industria contribuyó con más
del 70% del SO2 y de un poco más del 11% de los
NOx emitidos a la atmósfera, resaltando por el
volumen de emisiones la industria química, la mineral
no metálica y la de productos metálicos.
El sector servicios produce fundamentalmente HC, siendo
sus fuentes principales el consumo de solventes y las
fugas que ocurren tanto en las estaciones de servicio
de combustibles como durante la distribución y
almacenamiento del gas LP de uso doméstico. En
la ZMVM los HC no completamente quemados también
contribuyen de manera importante a la contaminación
atmosférica.
En términos generales, para la ZMG la mayor cantidad
de emisiones son de CO con casi 900 mil toneladas/año
debido, como en las demás ciudades, a la enorme
cantidad de vehículos de uso particular, de transporte
de pasajeros y de carga. La emisión de partículas
provenientes del suelo también alcanza valores
considerables representando cerca del 22% de las emisiones
totales. La ZMM tiene, además de una gran cantidad
de emisiones asociadas al transporte, la mayor emisión
de partículas, que se estimó en un poco
más de 800 mil toneladas/año, valor que
supera en más de 20 veces al de la ZMVM y es más
del doble de lo estimado para la ZMG. Otro rasgo de la
ZMM es que la contribución total de emisiones por
la industria es superior también al registrado
en las ZMVM y ZMG.
La Zona Metropolitana de Toluca, así como Ciudad
Juárez y Mexicali, tienen emisiones muy por debajo
de las grandes urbes, pero siguen el mismo patrón,
esto es, altas emisiones de CO, NOx e hidrocarburos asociados
al transporte y de SO2 a la industria donde ésta
se encuentra desarrollada como en la ciudad de Toluca.
Resalta el caso de Mexicali por la alta cantidad de partículas
que tienen un origen diferente al del suelo desprovisto
de vegetación (por ejemplo, caminos sin pavimentar)
(Cuadro III.1.1.1).
En la ZMVM para 1998 se estimó que las fuentes
móviles contribuyeron con poco más de 2
millones de toneladas/año, lo que representó
el 84% de las emisiones totales. Le siguen en importancia
las fuentes de área con cerca del 12%; las fuentes
puntuales y naturales contribuyen, en conjunto, con menos
del 5%. Las fuentes móviles fueron responsables
del 98% de las emisiones de CO, 80% de NOx, 40% de HC
y 36% de PM10. Los vehículos particulares, debido
a su gran número, fueron los emisores principales,
aunque también otros vehículos que utilizan
gasolina como combustible (taxis, microbuses y camiones)
tienen contribuciones importantes. Para el caso de partículas,
las principales fuentes fueron vehículos que utilizan
diesel (GDF, 2000).
Las fuentes puntuales contribuyeron principalmente a la
emisión de SO2 (55%), aunque también tienen
emisiones importantes de partículas (16%) y de
NOx (13%). Las industrias química, del vestido,
de madera y derivados, así como la mineral no metálica,
fueron las que más contribuyeron a la emisión
de SO2. Las fuentes de área fueron el origen principal
de emisiones de HC (52%), siendo el consumo de solventes
y las emisiones asociadas a las labores de limpieza y
recubrimientos de superficies las más importantes.
La contribución de las fuentes de área en
la emisión de SO2 fue de cerca del 24%, debido
a procesos de combustión comercial e institucional.
El suelo, principalmente el desprovisto de vegetación,
fue el responsable del 40% de las PM10 que se emitieron
a la atmósfera (Cuadro_III.1.1.2).
Cabe señalar que las emisiones de HC y NOx son
importantes ya que, además de representar cerca
del 30% del total, intervienen directamente en la formación
del ozono, contaminante que es el principal problema en
la ZMVM.
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Los cambios más importantes que se dieron durante
el periodo de 1994 a 1998 en la ZMVM fueron las reducciones
superiores al 50% que han tenido las fuentes puntuales
tanto de PM10 (Figura 5.1) como de SO2 (Figura 5.2) y
de cerca del 30% de NOx (Figura 5.3).
Las emisiones de las fuentes móviles no han cambiado
de manera importante, con excepción del SO2 que
disminuyó cerca del 45% debido fundamentalmente
a la mejora de las gasolinas y los combustibles industriales.
Las fuentes de área han incrementado significativamente
sus emisiones de CO y de partículas, aunque todavía
están muy por debajo de los valores que registran
las fuentes móviles, para el caso del CO (Figura
5.4) y del suelo para el caso de PM10. No obstante, este
último contaminante es importante ya que la ZMVM
frecuentemente presenta valores que están por encima
de la norma de calidad, como se describe con más
detalle en el apartado de calidad del aire.
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Con respecto
a la emisión de gases de efecto invernadero, los
valores preliminares estimados para CO2 en 1998 fueron de
entre 16.7 y 37.5 millones de toneladas/año. Dependiendo
del método de cálculo, el primer valor se
obtuvo siguiendo el método de la EPA (Environmental
Protection Agency) y el segundo con el método del
IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change). Las principales
fuentes fueron la combustión de gas natural por la
industria y gasolina por vehículos automotores. Para
el caso del CH4 los valores estimados van de 388 (IPCC)
a 172 012 toneladas/año (EPA), siendo las principales
fuentes la combustión de gas natural y LP por la
industria y las emisiones generadas en los rellenos sanitarios
(GDF, 2000).
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