6. BIODIVERSIDAD
   


Diversidad en México

México es uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo, no sólo por poseer un alto número de especies, que es la noción más común de biodiversidad, sino también por su diversidad en otros niveles de la variabilidad biológica, como el genético y el de ecosistemas. Se estima que en el país se encuentra entre un 10 y 12% de las especies conocidas para la ciencia. De acuerdo con la clasificación jerárquica de los hábitats terrestres elaborada por Dinerstein y colaboradores en 1995 para la WWF, México y Brasil son los países latinoamericanos con más tipos de ecosistemas, y nuestro país incluso es superior en cuanto a la variedad en tipos de hábitats y ecorregiones (Tabla_6.1). La extraordinaria biodiversidad del país se explica principalmente por la complejidad de su topografía, la variedad de climas y la convergencia de dos zonas biogeográficas: la Neártica y la Neotropical.

De acuerdo con la información del Inventario Forestal Nacional del año 2000, los matorrales son el bioma más importante por su extensión, ya que cubren cerca del 29% del territorio nacional, le siguen los bosques (17%) y las selvas (16%) (Cuadro_III.3.2.1). En el capítulo 2 se describen con más detalle las características y la situación de los biomas y tipos de vegetación terrestres en el país.

Además de la alta diversidad de ecosistemas terrestres, México posee una gran variedad de ecosistemas acuáticos marinos, dulceacuícolas y costeros. En el país existen más de 70 cuencas fluviales; los ríos que drenan hacia el Pacífico son generalmente pequeños, de flujo rápido y con pendientes pronunciadas, mientras que los que desembocan en el Golfo de México y el Caribe son, en general, grandes, caudalosos y con pendientes suaves. Los ríos más importantes por su volumen medio anual son, en la vertiente del Pacífico, el Colorado, Yaqui, Fuerte, Culiacán, Lerma-Santiago, Balsas, Papagayo, Ometepec, Verde, Tehuantepec y Suchiate; en la vertiente del Golfo, el Bravo, Pánuco, Tuxpan, Papaloapan, Coatzacoalcos, Grijalva y Usumacinta y, para la vertiente del Mar de las Antillas, el Río Hondo. Los ríos del interior más importantes son el Nazas, Aguanaval, Santa María, Casas Grandes y del Carmen.

Dentro de los cuerpos de agua lénticos existen alrededor de 70 lagos de tamaño muy diverso que, en conjunto, cubren una superficie cercana a las 371 mil hectáreas. El mayor número de lagos en el país se localiza en la zona del Eje Volcánico Transversal, asociados al sistema Lerma-Santiago; la zona centro-occidente (que incluye los estados de Jalisco y Michoacán) es la más importante, ya que alberga los lagos más grandes: Chapala, Cuitzeo y Pátzcuaro. Los embalses artificiales también son relevantes, ya que más de 4 500 obras de almacenamiento actualmente cubren una superficie mayor que los embalses naturales. Los embalses artificiales más grandes del país son las presas La Amistad, Falcón, Vicente Guerrero, Álvaro Obregón, Infiernillo, Cerro del Oro, Temascal, Caracol, Requena y Venustiano Carranza.

En números absolutos los ecosistemas acuáticos continentales tienen relativamente pocas especies, pero su número por unidad de área es ligeramente superior a lo encontrado en ecosistemas terrestres y más de 15 veces superior a los ecosistemas marinos (Arriaga et al., 2000). A nivel mundial, cerca del 12% de las especies animales y el 41% de todas las especies de peces viven en los ríos y lagos dulceacuícolas. En México las aguas continentales –a pesar de que comparativamente ocupan una superficie muy pequeña del país– albergan una gran variedad de grupos taxonómicos.

La descripción de la diversidad de los ecosistemas acuáticos en México está basada fundamentalmente en los peces, ya que son el grupo del que se tiene la información más completa y podría reflejar la magnitud de la diversidad de otros taxa. A la fecha se han descrito alrededor de 384 especies de peces dulceacuícolas, cantidad que duplica lo registrado en países como Japón (186 especies), Canadá (177) o Turquía (152), aunque es inferior a la de Estados Unidos, que tiene más de 800 especies.

Los ríos con más diversidad de peces son el Pánuco con 75 especies (30% endémicas), Lerma-Santiago con 57 especies (58% endémicas), Coatzacoalcos con 53 especies (13% endémicas) y Papaloapan con 47 especies (21% endémicas) (Miller, 1986). Algunos de los sistemas lacustres más importantes por su biodiversidad y alto número de endemismos conocidos son el Lago de Chapala, los lagos-cráter de la Cuenca de Oriental, el Lago de Catemaco, la Laguna de Chichankanab y el Lago de la Media Luna. Cuatro Ciénegas, en el estado de Coahuila, es un sitio particularmente importante, ya que en esta pequeña zona viven 12 especies de crustáceos (la mitad son endémicas), 33 especies de moluscos, 16 especies de peces (la mayoría endémicas y en peligro de extinción: Dionda episcopa, Cyprinodon atrorus, Lucania interioris, Cichlasoma minckleyi, entre otras), una herpetofauna de 70 especies y 61 aves acuáticas reportadas (Arriaga et al., 2000).

Los ecosistemas costeros incluyen una gran variedad de biomas altamente productivos que han estado sujetos a una enorme presión en todo el mundo. Excluyendo a las costas de la Antártica, que están relativamente bien conservadas, de la totalidad de las tierras ubicadas dentro de la zona costera, el 19% está fuertemente alterado y otro 10% presenta una fragmentación notoria (WRI, 2000). De entre los ecosistemas costeros más importantes se encuentran los manglares, las lagunas costeras y los arrecifes de coral.

Los manglares están ampliamente distribuidos en las costas de México, tanto del Pacífico como del Golfo de California y Atlántico (Golfo de México y el Caribe). Estas comunidades vegetales tienen un papel fundamental en la producción de pesquerías tropicales debido a que numerosas especies de peces, moluscos y crustáceos los utilizan como sitios de desove. Además del aprovechamiento de los árboles de mangle como leña, los manglares son importantes porque ayudan a estabilizar las líneas costeras y disminuyen los efectos negativos de tormentas y marejadas.


No existe una información completa de la magnitud de pérdida que han sufrido los manglares en México y el mundo. De acuerdo con estimaciones del World Resource Institute (WRI), México ha perdido alrededor del 65% de sus manglares, cifra sólo comparable con la reportada en Panamá (67%), pero muy por arriba de otros países de Latinoamérica como Guatemala (32%), Jamaica (30%), Perú (25%) y El Salvador (6%). Los valores más altos de destrucción de manglares reportados en el mundo son los de Tailandia (84%), Paquistán (78%) y Malasia (74%).

De las aproximadamente 55 especies de árboles de mangle que se conocen en el mundo, México cuenta con seis: mangle negro (Avicennia germinans y A. bicolor), mangle botoncillo (Conocarpus erectus), mangle blanco (Laguncularia racemosa) y mangle rojo (Rhizophora mangle y R. harrisonii). Las principales amenazas de los manglares en el país son la tala motivada por la ampliación de la frontera agrícola-ganadera, la destrucción ocasionada por el desarrollo de centros turísticos y urbanos, así como la construcción de granjas camaronícolas.

Las lagunas costeras son cuerpos acuáticos litorales producto del encuentro de dos masas de agua distintas –una proveniente del escurrimiento de ríos y otra del mar– debido a la actividad de las mareas. Constituyen uno de los sistemas naturales más productivos del mundo por la entrada de nutrientes provenientes de las comunidades vegetales que las rodean y de la materia orgánica que se retiene en el sedimento. Debido a sus condiciones naturales, sirven de área de reproducción para especies como jaiba, langosta, camarón, caracol y numerosos peces. Además, proporcionan refugio y alimento para aves acuáticas residentes y migratorias y son sitios de anidación de otras especies. México cuenta con 137 lagunas costeras, de las cuales 92 pertenecen al litoral del Pacífico y 45 al Golfo de México y el Caribe. Dichas lagunas son ecosistemas caracterizados por una alta biodiversidad. Las más importantes por su tamaño son la Laguna Madre en Tamaulipas, Bahía Magdalena en Baja California Sur y la Laguna de Términos en Campeche.

Los arrecifes de coral son el resultado de la acumulación de residuos cementados de carbonatos provenientes de los esqueletos de pequeños animales (pólipos) que habitan principalmente en aguas tropicales claras y poco profundas. Son ecosistemas que albergan una gran diversidad de flora y fauna; se estima que más de un millón de especies viven en los aproximadamente 255 mil kilómetros cuadrados (km2) que ocupan los arrecifes someros en el mundo. Los más extensos del planeta se encuentran en el Pacífico occidental y el sudeste asiático. Los principales arrecifes mexicanos se localizan en la región del Caribe y representan sólo el 8.2% de los arrecifes del orbe (WRI, 2001).

Los arrecifes de coral están distribuidos en las costas del país, tanto en el Océano Pacífico, como en el Golfo de México y el Mar Caribe; en esta última zona, el arrecife forma una barrera discontinua de alrededor de mil kilómetros de longitud que se prolonga hasta Honduras y es considerada como la segunda barrera arrecifal más grande del mundo, después de la Gran Barrera de Arrecifes de Australia. Además de los arrecifes de la zona del Caribe, también se encuentran formaciones importantes en los municipios de La Paz y Los Cabos (Arrecifes Cabo Pulmo), Baja California Sur, y en Tuxpan (Arrecifes Tuxpan), Veracruz.

Estos ecosistemas son extremadamente vulnerables a los efectos directos e indirectos de la actividad humana. Si bien los daños directos al coral, como la extracción y su destrucción por obras de infraestructura o desarrollo urbano, son los más visibles, los daños indirectos son más importantes. Hoy en día, las principales amenazas de los arrecifes son la contaminación, la erosión del suelo en zonas costeras, la sobrepesca, el turismo marino y el cambio climático global. Con respecto a este último punto cabe señalar que los corales contienen algas microscópicas (zooxantelas) que viven dentro de sus tejidos en una sociedad mutualista.

Cuando los corales están en estrés por un incremento en la temperatura del agua, pierden a las algas de sus tejidos y se tornan más blancos. Este fenómeno, que se conoce como blanqueamiento del coral, puede llegar a producir su muerte. El blanqueamiento del coral se ha presentado en varias ocasiones durante los eventos de El Niño, sin embargo el más extenso registrado hasta la fecha ocurrió en los años de 1997-1998 y es, además de una señal preocupante de los efectos del calentamiento global de laTierra, una evidencia del grado de vulnerabilidad de estos ecosistemas.

Se reconoce que México es uno de los países con mayor diversidad biológica en el mundo; el número total de especies descritas es de casi 65 000, cifra muy por debajo de las más de 200 000 especies que, en una aproximación conservadora, se estima habitan en el país. México es la nación que cuenta con el número más alto de reptiles del mundo con 704 especies (52% endémicas), lo que representa el 11% de las especies de este grupo conocidas en el planeta; en mamíferos, ocupa el quinto lugar con 491 especies (29% endémicas), el cuarto en anfibios (60% endémicos) y tiene una rica avifauna de más de 1 000 especies (Figura 6.1).


La flora mexicana consta de más de 23 000 especies con un nivel de endemismo superior al 40%, entre las que destacan familias como las cactáceas con 850 especies (84% endémicas) y orquídeas con 920 especies (48% endémicas), así como el género Pinus con 48 especies (43% endémicas). El recuento del número de especies de los principales grupos biológicos descritos y registrados en México se muestra en los Cuadros III.4.2.1 y III.4.2.2.

El inventario completo de la riqueza biológica de México y su nivel de endemismo es una tarea que no ha sido concluida debido, entre otras razones, a la diversidad de grupos biológicos que aún no están bien estudiados o colectados como los hongos, invertebrados terrestres y acuáticos y organismos microscópicos, por lo que las cifras que se presentan para estos grupos seguramente aumentarán en la medida en que se profundice su estudio.

México, Brasil, Colombia e Indonesia son los países que se consideran más diversos del mundo y tienen consistentemente el mayor número de especies de los principales grupos biológicos (Figura 6.2). México, Australia y Estados Unidos son, dentro de los países miembros de la OCDE, los más diversos; sin embargo, cuando se toma en cuenta el área de cada país, México tiene muchas más especies por km2 de superficie que cualquier otro miembro de esta organización.

Además del alto número de especies, la diversidad de México es relevante porque muchas de las especies de importancia agrícola tuvieron su origen en nuestro territorio. De hecho, México es el único país megadiverso que se encuentra en lo que se conoce como la “faja génica”, que circunda al mundo entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Este hecho se refleja en la gran diversidad de especies y variedades de plantas cultivadas. Por ejemplo, el género Phaseolus (donde se encuentra el fríjol común) está representado en el país por 35 especies, muchas de las cuales son cultivadas o utilizadas en diversas regiones del territorio. También se encuentra la especie Zea diploperennis, pariente silvestre del maíz (Zea mays), que presenta genes que determinan la resistencia a varias de las enfermedades de su pariente cultivado, por lo que podría ser la única fuente de genes disponible para mejorar esta planta (Ramamoorthy et al., 1998).

La diversidad genética ha sido utilizada ampliamente por el hombre durante los procesos de selección artificial que han llevado a la domesticación de numerosas especies de plantas y animales. Recientemente se han multiplicado los trabajos encaminados a conocer aspectos de la variabilidad genética de las especies silvestres mexicanas, el número de las que se les han evaluado aspectos relacionados con la variabilidad genética es aún bajo. No obstante, la existencia de centros de diversificación de varios géneros como Pinus y Quercus es una muestra de la gran diversidad genética potencial que existe en las especies mexicanas.

México es también considerado uno de los centros de domesticación de plantas más importantes del mundo, ya que se estima que al menos 120 especies de plantas han sido domesticadas en el territorio que ahora ocupa nuestro país (Hernández-Xolocotzi, 1998) (Cuadro_III.4.3.1). En contraste con las plantas, el número de especies de animales que se han domesticado es mucho menor, ya que, apenas se reconocen 12 razas (cuatro de ovejas, dos de caballos, tres de cerdos, una de cabras y dos de ganado vacuno (Cuadro_III.4.3.2) de las aproximadamente 4 000 que se han registrado en el mundo (Conabio, 1998).

El esfuerzo más importante para conocer y sistematizar la información biológica de México está a cargo de la Conabio, a través del Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SNIB). El SNIB integra la información taxonómica, ecológica, geográfica y bibliográfica de las especies de México en un sistema que permite el análisis a nivel genético, de especies y de ecosistemas en diversas escalas espaciales (local, nacional y regional). Actualmente, el sistema cuenta con información de alrededor de 4 millones de registros curatoriales. De acuerdo con la información hasta ahora contenida en el SNIB (sin incluir los peces), los biomas con más especies son las selvas perennifolias y subperennifolias, los bosques de coníferas y encinos y los matorrales xerófilos (Figura 6.3), aunque, considerando la superficie que ocupa cada bioma (Tabla_6.2), los bosques mesófilos son los que tienen más especies por unidad de área.

Los estados de Veracruz, Chiapas y Oaxaca registran el mayor número de especies (véase Cuadros_III.4.2.3 y III.4.2.4) siendo, este último estado, el que presenta el mayor número de especies de vertebrados endémicos a México (Flores y Gerez, 1994).

 
 
   
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